No hubo ni un instante de tregua. A los cinco minutos, Leo Messi ya había dado su primer aviso estrellando en el poste una vaselina casi sin ángulo. Si llega a entrar, se hunde el estadio. Y a los 18', los de Guardiola ya ganaban por 2-0. Como también dijo en su día Bernd Schuster, "no hace falta decir nada más".
El 1-0 llegó en el 10'. Iniesta asistió en profundidad desde la frontal, Marcelo despejó mal en el punto de penalty y Xavi, entrando desde atrás, batió a Casillas elevando el esférico en el área pequeña.
El Madrid intentó reaccionar, y Valdés evitó el empate tras sendos disparos de Di María (12') y un casi 'autogol' de Abidal (14'). Pero no hubo lugar para la alarma, porque sólo fue un espejismo. El canto del cisne madridista.
Pedro puso rápido las cosas en su sitio marcando el segundo. Xavi centró desde la derecha. Villa, ubicado como extremo en la otra banda, superó a Ramos en el área, centró, Casillas llegó a desviar... pero Pedro, solo a puerta vacía, remachó a puerta vacía (2-0, 18').
El Madrid intentó frenar el ciclón azulgrana llevando el partido a su terreno. A falta de fútbol, recurrió a otra de las grandes bazas de Mourinho: la provocación. Cristiano Ronaldo empujó a Guardiola en un lance porque el técnico culé no le dio el balón en un saque de banda. Y se armó una tangana. Iniesta se encaró con él, Valdés estuvo a punto de llegar a las manos con el luso... e Iturralde zanjó el incidente sacándole una amarilla a ambos.
El Barça cayó en la trampa. El incidente le descentró, y ello permitió al Madrid sobrevivir hasta el descanso. Cristiano Ronaldo, incluso, dio por primera -y última- vez señales de vida: un lanzamiento de falta que salió rozando el poste (35'). Ahí se acabó su triste bagaje. Una vez más, el portugués, viva imagen de la impotencia blanca, se quedó sin marcarle un gol al Barça...
A Mourinho ni siquiera le quedó la excusa del arbitraje. Porque el de Iturralde, más que correcto, perjudicó en ocasiones al Barça. Al filo del descanso, el colegiado vasco saldó un codazo de Carvalho a Messi con una cartulina amarilla al argentino, supuestamente por fingir.
La segunda mitad fue el desmelene para todos los culés. El rondo del Barça fue inacabable, y el Madrid, a remolque, completamente rendido, ya no sabía que hacer para acabar con su pesadilla. Parecía un partido de niños contra adultos. En el 47', Casillas salvó a los suyos en una doble ocasión de Messi y Villa; en la jugada siguiente, el árbitro anuló un gol al '10' del Barça por una falta previa de Pedro. Y en el 51', Xavi envió fuera una asistencia de Messi.
Fue el preludio de lo que le esperaba al Madrid, porque aún no había empezado el festival de Villa. El asturiano se desquitó de su sequía goleadora marcando dos goles. Y ambos a pase de su 'socio' Leo Messi. El 3-0, en el 55'. Y el 4-0, en el 57'. Dos acciones casi calcadas en las que superó a Casillas en el mano a mano.
Con 4-0 en el marcador, el Camp Nou se recreó. Y la víctima favorita de la afición local, cómo no, fue José Mourinho. El luso, protagonista en pancartas como la que decía "Hoy, mañana y siempre, Mourinho traductor", tuvo que escuchar luego cánticos como el clásico "Vete al teatro, Mourinho, vete al teatro", o el novedoso "Sal del banquillo, Mourinho sal del banquillo". La fiesta la cerró Jeffrén marcando el 5-0 con el tiempo casi cumplido. La imagen de Sergio Ramos, expulsado por una brutal entrada a Messi en el descuento, fue el fiel reflejo de la impotencia 'merengue'.
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