Se cumplieron todos los pronósticos. El Oporto sólo necesitó 45 minutos para desmontar a un Sporting de Braga que intentó remontar el encuentro hasta el final. De esta manera el conjunto que dirige Villas-Boas recupera el sitio que perdió en Europa. Vuelven los 'dragones' más fuertes que nunca para intentar repetir los éxitos que cosechó a principios de Siglo XXI. Ganó la Liga portuguesa, se ha proclamado campeón de la Europa League y opta al triplete al tener que jugar la Copa.
El respeto fue la tónica inicial en los primeros compases del encuentro en el Aviva Stadium. El Oporto no quería precipitarse y el Sporting de Braga se aferró a su rocosa defensa para buscar sus opciones al contragolpe. Fue precisamente el equipo de Domingos Paciencia quien disfrutó de la primera ocasión de gol. Custodio se encontró con un balón dentro del área pero su disparo se marchó desviado.
Fue entonces cuando empezó a emerger la magia de Hulk, un futbolista que le quedó pequeña esta final de la Europa League. Volvió a demostrar una vez más que tiene calidad suficiente para jugar en un grande del viejo continente y volvió loco a Silvio por la banda izquierda.
El Sporting de Braga daba todas las facilidades a su rival para que tocara el balón. Eso sí, cuando el Oporto llegaba a la zona de peligro la cosa era diferente. La telaraña defensiva de los de Paciencia no daba opciones al ataque de los 'dragones'. Sin embargo, un gravísima perdida de balón en el minuto 44 provocó que el balón le cayera en las botas de Guarin. El '6' del Oporto recortó a un rival para poner una pelota medida a la cabeza de Falcao y el delantero, discreto hasta ese minuto, realizó un delicioso giro de cuello para hacer el único y definitivo tanto de la final.
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